Esta semana pensaba que iba a dedicarla a redactar varios textos y proyectos. Contra todo pronóstico he terminado metiéndome de lleno en todo lo que se ha movilizado a través de #puxaLABoral junto a un montón de gente concienciada y cabreada por lo que está pasando en LABoral Centro de Arte y Creación Industrial (y por ende en un largo reguero de instituciones públicas de este país azotadas por la clase política).
El resultado ha sido que hoy llegaremos a las 1000 (si, MIL) adhesiones a la carta que redactamos a no sé cuantas manos. Hemos recibido el apoyo de instituciones como el ZKM, Ars Electrónica, CERNarts, Hangar y un larguérrimo sinfín de proyectos de todas partes; la lista de artistas marea bastante y ni me pondré a enumerar por qué da para librito de esos de Taschen; y además de artistas hemos recibido un reguero de docentes, investigadores, críticos, comisarios y gestores; y lo más importante: un porcentaje altísimo de firmas lo ocupa, el público, que no necesariamente está vinculado profesionalmente al arte, los que de verdad cuentan y hacen los números, y eso a uno le da la vida. Esto uno lo hace porque a veces toca, aunque no sea cerca, hay que estar detrás de los proyectos que crees fundamentales para un ecosistema maltratadísimo.
El caso de LABoral me pone del hígado especialmente por cercanía emocional: he tenido el placer de trabajar allí en tres ocasiones y en tres estadios muy distintos de mi carrera. En las tres instancias mi trabajo se ha visto beneficiado de una forma extraordinaria de lo allí acontecido y el nivel de aprendizaje ha sido exponencial. Por ello y todo lo que enumeramos en #puxaLABoral os invito a que (si no lo habéis hecho ya) echéis una mano a cubrir la distancia que nos falta para llegar a las 1000 adhesiones, para así, descansar un poco, coger fuerzas y ver como seguir defendiendo un proyecto único en este país.
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