Bosc de la Marquesa y Cala de Becs |
Es fascinante acercarse en verano al Bosc de la Marquesa. Este
singular paraje entre Altafulla y Tarragona es uno de los pocos tramos
de costa que no han sido arrasados por la furia del cemento y los
apartamentos.
Atravesando el denso bosque de pinos y siguiendo una serie de senderos llegamos a la Cala de Becs (según el ICC) una pequeña cala escondida detrás del bosque conocida ya por unos cuantos y muy cercana a la mas conocida Cala de l'Arboçar o Waikiki (lamentable apodo que le ha tocado a esta pobre) famosa por ser nudista.
Lo fantástico del Bosc de la Marquesa, en verano, es el tremendo concierto de cigarras que allí se desata sin tregua ni fin a lo largo del día. Es tan potente el ruido de estos insectos que incluso, en la playa, con el sonido del oleaje, no dejamos de oirlas. Mientras allí estás, el ruido blanco de las olas lucha constantemente con el zumbido y la superposición de los miles de cigarras. Si nos adentramos en el bosque, el mar desaparece y el canto toma el control, lo llena todo, y ya no escuchamos nada mas.
Atravesando el denso bosque de pinos y siguiendo una serie de senderos llegamos a la Cala de Becs (según el ICC) una pequeña cala escondida detrás del bosque conocida ya por unos cuantos y muy cercana a la mas conocida Cala de l'Arboçar o Waikiki (lamentable apodo que le ha tocado a esta pobre) famosa por ser nudista.
Lo fantástico del Bosc de la Marquesa, en verano, es el tremendo concierto de cigarras que allí se desata sin tregua ni fin a lo largo del día. Es tan potente el ruido de estos insectos que incluso, en la playa, con el sonido del oleaje, no dejamos de oirlas. Mientras allí estás, el ruido blanco de las olas lucha constantemente con el zumbido y la superposición de los miles de cigarras. Si nos adentramos en el bosque, el mar desaparece y el canto toma el control, lo llena todo, y ya no escuchamos nada mas.