Hace unos meses apunté en este blog la idea de realizar una investigación acerca de la estética visual aplicada a la fonografía y las grabaciones de campo. Finalmente hemos avanzado un poco en ese sentido y este es el resultado de mi análisis un poco chapuzero de este tema que quiero extender en mi tesis doctoral en ciernes.
El hecho de publicarlo en este blog no tiene mas pretensión que la de generar un debate acerca de esta temática para luego terminar de construir le desarrollo teórico de este apunte. Por ello os pido que no dudéis en comentar y discutir este texto que sin lugar a dudas necesita ser revisado y ordenado a todos los niveles, pero para eso está el blog, esto es: work in progress.
Estética Visual en la Fonografía.
Dentro del mundo de la fonografía o de las Grabaciones de campo o el paisaje sonoro existe una tendencia evidente y dominante en la que el autor o autores se esmera en crear una imaginería visual que ilustre la intangibilidad de lo sonoro. Estas prácticas que tienen mas que ver con procesos comunicativos que con la propia fonografía se utilizan para ofrecer un referente visual a prácticas vivenciales y se presentan a menudo como reclamos, como estéticas con un propósito muy específico y es el de explicar de forma visual un proyecto, una idea, un concepto o una manera de trabajar.
Antes de adentrarnos en cuales son estas prácticas y como se construye la imaginería visual de la fonografía es importante recalcar que este texto no pretende reabrir la discusión acerca de las tensiones existentes entre lo visual y los sonoro. Este texto trata de cómo lo visual apoya conceptos que para un público generalista son complejos en una aproximación rápida y poco analítica. Por lo tanto entendemos que los ejemplos que aquí barajaremos son aquellos que a través de la gráfica, el diseño, la fotografía y el vídeo tratan de apoyar un discurso sonoro o sirven como herramientas comunicativas para la comprensión de contenidos sonoros (evidentemente intangibles y no-visuales).
Debido a la hegemonía de lo visual en nuestra sociedad, necesitamos el apoyo gráfico para poder explicar nuestros proyectos de una forma rápida y directa. Desgraciadamente a menudo veremos como la imaginería puede determinar la valoración inicial que un espectador/oyente tenga acerca de un proyecto fonográfico o sonoro, es incluso posible que el espectador se sienta mas atraído por un proyecto si la construcción gráfica y el diseño del proyecto aportan pistas esclarecedoras y sencillas para la comprensión del mismo.
La estética visual es una de esas disciplinas que la fonografía y la ecología acústica necesitan para “explicar” visualmente un proyecto meramente sonoro. Por ello cada colectivo o artistas sonoro ha desarrollado su propio lenguaje de signos gráficos para visualizar el sonido o puntualizar aspectos de un proyecto sonoro. Esa estética visual implica un claro posicionamiento del autor que condiciona la lectura del material sonoro.
Queremos recalcar este aspecto puesto que junto a todas las herramientas que la Ecología Acústica utiliza para divulgar materiales la estética visual es un elemento mas para la activación de un interés por un público generalista. Si bien las interfaces gráficas, las instalaciones espectaculares o los paseos sonoros utilizan experiencias inmersivas como anclaje de interés, la estética visual aporta esa imagen corporativa que muchos ya identifican inmediatamente con estas prácticas aquí descritas.
Entrando ya a analizar ejemplos concretos debemos primero buscar esa imagen paradigmática y recurrente dentro de la fonografía, esa imagen que encontramos en casi todos los proyectos sonoros que impliquen grabaciones de campo. Esta, evidentemente, y ya la tenemos en la cabeza, es la imagen/fotografia de un individuo con algún sistema de grabación, realizando lo propio, en distintos lugares. Esta sería cualquiera de las imágenes que el propio Chris Watson utiliza para promocionar su trabajo. Hemos querido usar a Watson puesto que él sería el paradigma de fonógrafo, aquel referente claro y mediático (dejemos que la BBC sea la BBC, Let Bartlet, Be Bartlet) al que todos, de alguna manera, podemos remitirnos. Sin embargo muchísimos otros proyectos utilizan la imagen paradigmática del acto de grabar como promoción, como ejemplificación visual de una labor.
Cojamos como ejemplo de referente visual de artista/fonografo las imágenes que los distintos participantes en el Cuestionario del blog La Escucha Atenta presentan para ilustrar su labor. La mayoría de ellos presentan una imagen (a menudo en el medio natural) de ellos mismo grabando. Como ejemplos clave podemos señalar las imágenes de Juan-Gil López, Manrico Montero o Miguel Isaza. Asumida la evidencia aplastante de estas imágenes y entendiendo su funcionalidad comunicativa podemos quizás derivar hacia otros derroteros y buscar referentes visuales anteriores a estos que pongan en relación estas imágenes con estéticas visuales constructoras de una realidad.
Dentro del mundo de la fonografía o de las Grabaciones de campo o el paisaje sonoro existe una tendencia evidente y dominante en la que el autor o autores se esmera en crear una imaginería visual que ilustre la intangibilidad de lo sonoro. Estas prácticas que tienen mas que ver con procesos comunicativos que con la propia fonografía se utilizan para ofrecer un referente visual a prácticas vivenciales y se presentan a menudo como reclamos, como estéticas con un propósito muy específico y es el de explicar de forma visual un proyecto, una idea, un concepto o una manera de trabajar.
Antes de adentrarnos en cuales son estas prácticas y como se construye la imaginería visual de la fonografía es importante recalcar que este texto no pretende reabrir la discusión acerca de las tensiones existentes entre lo visual y los sonoro. Este texto trata de cómo lo visual apoya conceptos que para un público generalista son complejos en una aproximación rápida y poco analítica. Por lo tanto entendemos que los ejemplos que aquí barajaremos son aquellos que a través de la gráfica, el diseño, la fotografía y el vídeo tratan de apoyar un discurso sonoro o sirven como herramientas comunicativas para la comprensión de contenidos sonoros (evidentemente intangibles y no-visuales).
Debido a la hegemonía de lo visual en nuestra sociedad, necesitamos el apoyo gráfico para poder explicar nuestros proyectos de una forma rápida y directa. Desgraciadamente a menudo veremos como la imaginería puede determinar la valoración inicial que un espectador/oyente tenga acerca de un proyecto fonográfico o sonoro, es incluso posible que el espectador se sienta mas atraído por un proyecto si la construcción gráfica y el diseño del proyecto aportan pistas esclarecedoras y sencillas para la comprensión del mismo.
La estética visual es una de esas disciplinas que la fonografía y la ecología acústica necesitan para “explicar” visualmente un proyecto meramente sonoro. Por ello cada colectivo o artistas sonoro ha desarrollado su propio lenguaje de signos gráficos para visualizar el sonido o puntualizar aspectos de un proyecto sonoro. Esa estética visual implica un claro posicionamiento del autor que condiciona la lectura del material sonoro.
Queremos recalcar este aspecto puesto que junto a todas las herramientas que la Ecología Acústica utiliza para divulgar materiales la estética visual es un elemento mas para la activación de un interés por un público generalista. Si bien las interfaces gráficas, las instalaciones espectaculares o los paseos sonoros utilizan experiencias inmersivas como anclaje de interés, la estética visual aporta esa imagen corporativa que muchos ya identifican inmediatamente con estas prácticas aquí descritas.
Entrando ya a analizar ejemplos concretos debemos primero buscar esa imagen paradigmática y recurrente dentro de la fonografía, esa imagen que encontramos en casi todos los proyectos sonoros que impliquen grabaciones de campo. Esta, evidentemente, y ya la tenemos en la cabeza, es la imagen/fotografia de un individuo con algún sistema de grabación, realizando lo propio, en distintos lugares. Esta sería cualquiera de las imágenes que el propio Chris Watson utiliza para promocionar su trabajo. Hemos querido usar a Watson puesto que él sería el paradigma de fonógrafo, aquel referente claro y mediático (dejemos que la BBC sea la BBC, Let Bartlet, Be Bartlet) al que todos, de alguna manera, podemos remitirnos. Sin embargo muchísimos otros proyectos utilizan la imagen paradigmática del acto de grabar como promoción, como ejemplificación visual de una labor.
Cojamos como ejemplo de referente visual de artista/fonografo las imágenes que los distintos participantes en el Cuestionario del blog La Escucha Atenta presentan para ilustrar su labor. La mayoría de ellos presentan una imagen (a menudo en el medio natural) de ellos mismo grabando. Como ejemplos clave podemos señalar las imágenes de Juan-Gil López, Manrico Montero o Miguel Isaza. Asumida la evidencia aplastante de estas imágenes y entendiendo su funcionalidad comunicativa podemos quizás derivar hacia otros derroteros y buscar referentes visuales anteriores a estos que pongan en relación estas imágenes con estéticas visuales constructoras de una realidad.
De izquierda a derecha, Juan-Gil López, Manrico Montero y Miguel Izasa. |
Asumiendo lo anterior quizás es momento de aventurarse a presentar analogías entre estas imágenes a menudo tomadas en la naturaleza y establecer relaciones entre esos paisajes sonoros (visuales) con toda una corriente de la pintura que creemos, mantiene estrechas relaciones con esta imaginería. Así pues es quizás el paisajismo en la pintura un claro ejemplo de estas prácticas e hilando fino me gustaría utilizar el ejemplo de la pintura de Caspar David Friedrich como antecesor de esta estética de la fonografía.
Como ya decíamos antes, la construcción visual de la fonografía busca principalmente explicar una práctica, explicar una vivencia o una experiencia sensorial intangible en clave visual. En cierto sentido el cuadro de Friedrich El caminante sobre el mar de nubes (1817–1818) podría ser un antecesor de esta estética que se da en nuestros días. Dentro del romanticismo y concretamente en este cuadro Friedrich, desde nuestro punto de vista, busca explicar una experiencia vivencial a través de lo visual apoyándose en el própio título para cerrar el circulo y la historia que pretende explicar. Friedrich habla de un recorrido hecho, y de llegar a la cima de un monte y contemplar la lontananza, nos habla de el acto de caminar y de llegar a una meta específica para allí disfrutar de una experiencia sensorial. Sin quererlo ni beberlo, el fonógrafo se retrata en esa misma experiencia (con ligeras variaciones, claro está) tratando de emular esa sensación casi cinematográfica en la que de nuevo se explica una experiencia vivida.
Como ya decíamos antes, la construcción visual de la fonografía busca principalmente explicar una práctica, explicar una vivencia o una experiencia sensorial intangible en clave visual. En cierto sentido el cuadro de Friedrich El caminante sobre el mar de nubes (1817–1818) podría ser un antecesor de esta estética que se da en nuestros días. Dentro del romanticismo y concretamente en este cuadro Friedrich, desde nuestro punto de vista, busca explicar una experiencia vivencial a través de lo visual apoyándose en el própio título para cerrar el circulo y la historia que pretende explicar. Friedrich habla de un recorrido hecho, y de llegar a la cima de un monte y contemplar la lontananza, nos habla de el acto de caminar y de llegar a una meta específica para allí disfrutar de una experiencia sensorial. Sin quererlo ni beberlo, el fonógrafo se retrata en esa misma experiencia (con ligeras variaciones, claro está) tratando de emular esa sensación casi cinematográfica en la que de nuevo se explica una experiencia vivida.
De Izquierda a derecha, Chris Watson (Wire Magazine) y Caspar David Friedrich El caminante sobre el mar de nubes (1817–1818) |
Si de nuevo saltamos a los ejemplos vistos en La Escucha Atenta veremos que la proximidad estilística es la misma, la intencionalidad es la de trasladar el romanticismo de la contemplación del paisaje y llevarla al terreno de la contemplación sonora del paisaje. Así pues, y poniendo toda la carne en el asador, el fonógrafo, Montero, Isaza, López y muchos mas, trata de construir una imagen romántica de una labor contemplativa evidenciando una relación directa entre entorno e individuo.
Lo interesante de toda esta comparativa es que lo que en el siglo XIX se presentó como una composición visual para su mera observación, hoy en día utilizamos esa misma composición para explicar una labor y a través de esa visualización explicar un trabajo que a diferencia de otros se plantea como una experiencia vivida y se vende como tal.
Asumiendo que estas prácticas ostentan un importante factor de romantización del fonografía existen composiciones visuales y diseños corporativos de proyectos que rehuyen la imagen del fonógrafo y dan protagonismo total a la herramienta del mismo, el Micrófono. Si bien la disposición visual de dichas composiciones tampoco dista mucho de lo anterior si que es importante remarcar aquí el desapego a la persona en detrimento del acto o ejercicio de la fonografía. Este tipo de imaginería lo podemos ver claramente en la fotografías que ilustran el proyecto de La Orquesta del Caos, Sonidos en Causa5 e incluso y en la misma línea la imagen que ilustra el Blog La Escucha Atenta. De nuevo la misma disposición, una paisaje dominado por un elemento “contemplativo” o un icono ejemplificador de una práctica contemplativa en este caso de escucha, el micrófono.
Lo interesante de toda esta comparativa es que lo que en el siglo XIX se presentó como una composición visual para su mera observación, hoy en día utilizamos esa misma composición para explicar una labor y a través de esa visualización explicar un trabajo que a diferencia de otros se plantea como una experiencia vivida y se vende como tal.
Asumiendo que estas prácticas ostentan un importante factor de romantización del fonografía existen composiciones visuales y diseños corporativos de proyectos que rehuyen la imagen del fonógrafo y dan protagonismo total a la herramienta del mismo, el Micrófono. Si bien la disposición visual de dichas composiciones tampoco dista mucho de lo anterior si que es importante remarcar aquí el desapego a la persona en detrimento del acto o ejercicio de la fonografía. Este tipo de imaginería lo podemos ver claramente en la fotografías que ilustran el proyecto de La Orquesta del Caos, Sonidos en Causa5 e incluso y en la misma línea la imagen que ilustra el Blog La Escucha Atenta. De nuevo la misma disposición, una paisaje dominado por un elemento “contemplativo” o un icono ejemplificador de una práctica contemplativa en este caso de escucha, el micrófono.
Imagen de La Escucha Atenta (Juanjo Palacios 2011). |
Alejándonos de las relaciones establecidas entre experiencia o diálogo entre entorno/paisaje e individuo encontramos toda una serie de iconografías asociadas no tanto con esas dicotomías de espacio/individuo sino mas bien asociadas al acto de la escucha.
Estas por ejemplo toman el oído como icono base para la construcción de escenificaciones visuales que ilustren este campo de la intangibilidad sonora. En este sentido el colectivo Escoitar.org ha construido una visualización de la escucha muy explotada y que hasta cierto punto ha determinado una manera de hacer en la fonografía y el diseño visual de proyectos dentro del paisajismo sonoro.
La imagen en cuestión sería la de los miembros del colectivo Escoitar portando prótesis exageradas de moldes de orejas sumándole el gesto de ahuecar la mano por detrás del pabellón auditivo como gesto paradigmático de una escucha atenta. La imagen promocional7 de la actuación del colectivo en el Festival Sonar/Galicia del 2010 es un claro ejemplo de ese ejercicio de síntesis visual.
La imagen en cuestión sería la de los miembros del colectivo Escoitar portando prótesis exageradas de moldes de orejas sumándole el gesto de ahuecar la mano por detrás del pabellón auditivo como gesto paradigmático de una escucha atenta. La imagen promocional7 de la actuación del colectivo en el Festival Sonar/Galicia del 2010 es un claro ejemplo de ese ejercicio de síntesis visual.
Escoitar.org (Sónar Galicia 2011). |
Siguiendo esa línea lúdica de expresión visual entendible para un ámplio sector de la audiencia, Escoitar construyó su imagen mas reproducida que a través de la espectacularidad presentaron el micrófono como el segundo icono mas importante a la hora de ilustrar o reivindicar una escucha. Este icono es el famoso micrófono hinchable que el colectivo a paseado por varias ciudades en dónde han realizado proyectos fonográficos8. Llegados a este punto podemos ver claramente como el poder de lo visual determina enormemente la presentación de un proyecto sobre intangibilidad, o un proyecto sonoro. El micrófono de Escoitar es una excusa mediática que por su espectacularidad puede atraer el interés de un público generalista, sin embargo esa intencionalidad puede rápidamente derivar en lo banal si no se cuida y se mima y se explica. Pero aquí ay entramos en apreciaciones subjetivas y no es esta la intención de este texto.
Hemos visto algunas de las aproximaciones mas habituales dentro de la estética visual de la fonografía quedarían por desgranar varias opciones mas específicas o estudiar, por ejemplo, que sucede en el sector o la corriente acerca de la estética de publicaciones fonográficas en formato de disco o publicación online. Si bien en este terreno existen muchos criterios y una gran variedad de estéticas si que hay que reconocer que el principal motivo visual en las publicaciones hace referencia directa a los lugares fonografiados en la publicación. En ese sentido se buscan imágenes atrayentes y espectaculares que sirvan, de nuevo, para atraer al oyente potencial. Los recursos habituales implican fotografías panorámicas de paisajes, detalles de materiales, texturas o rincones o directamente imágenes abstractas y fotomontajes a partir de motivos gráficos que entronquen directamente con el sonido presentado. En ese sentido observando los catálogos de dos Sellos dedicados a la distribución de paisajismo sonoro online, tales como Impulsive Habitat o Green Field Recordings (por poner dos ejemplos) podemos hacernos una idea del estilo propio del género. Lo curioso de realizar una observación analítica de la imaginería de ambos sellos podemos rápidamente apuntar esos elementos básicos que, al parecer, un disco de grabaciones de campo debe tener. En casi todas las publicaciones premia la fotografía de un lugar específico (normalmente el lugar de dónde proceden las grabaciones, salvo honrosas excepciones) con un escueto y modesto texto que aporta el nombre del artista y el título de la publicación, dándole a la fotografía toda la responsabilidad visual de un proyecto sonoro. En pocos casos se acude a la abstracción visual y si esta se da, la misma abstracción esta compuesta por fragmentos fotográficos de elementos clave para comprender la composición sonora.
Habiendo aventurado la posibilidad de otra disertación especifica en la que hablemos acerca de la hegemonía visual existente en la publicaciones fonográficas solo queda cerrar este texto apuntando una cuestión que no hemos querido barajar hasta este punto por centrarnos en cuestionar todo lo dicho. Esta cuestión es el hecho que de ningún modo este texto pretende ser una crítica al uso de lo visual en este terreno sonoro ni pretende, como ya dijimos en el principio construir una reflexión enfrentada entre el hecho fonográfico y la imagen. Además sería contradictorio actuar de forma crítica cuando quien escribe estas líneas asume esas estrategias, las utiliza y piensa a diario en como explicar de forma visual el trabajo que realiza.
Este texto tan solo pretende ejemplificar y poner de manifiesto un hecho que a veces es banalizado en este sector y es la importancia de lo visual dentro de esta disciplina. Por la propia naturaleza combativa y de lucha contra la hegemonía visual tendemos a pensar el sonido, trabajar el sonido y reivindicar la escucha; al hacer eso olvidamos que muchas veces para poder reivindicar la escucha y el sonido necesitamos apoyos visuales que doten de un marco a proyectos que a veces, por carecer de una estética funcional y atrayente desaparecen en el olvido o son descartadas por experiencias de consulta en entornos poco “agraciados” (por decirlo de alguna forma). Por ello, es muy importante, y debemos ser conscientes de que la gráfica, la fotografía y el diseño web pueden determinar claramente que una propuesta sonora llegue a un amplio grupo de personas o a una audiencia potencial que de buenas a primeras se aproxime después de ver algo visualmente atractivo. Todo ello sin olvidar que la potencia de un proyecto sonoro reside precisamente en eso, en lo sonoro y que lo visual sea una mera estrategia o herramienta que refuerce el mensaje de fondo.
Hemos visto algunas de las aproximaciones mas habituales dentro de la estética visual de la fonografía quedarían por desgranar varias opciones mas específicas o estudiar, por ejemplo, que sucede en el sector o la corriente acerca de la estética de publicaciones fonográficas en formato de disco o publicación online. Si bien en este terreno existen muchos criterios y una gran variedad de estéticas si que hay que reconocer que el principal motivo visual en las publicaciones hace referencia directa a los lugares fonografiados en la publicación. En ese sentido se buscan imágenes atrayentes y espectaculares que sirvan, de nuevo, para atraer al oyente potencial. Los recursos habituales implican fotografías panorámicas de paisajes, detalles de materiales, texturas o rincones o directamente imágenes abstractas y fotomontajes a partir de motivos gráficos que entronquen directamente con el sonido presentado. En ese sentido observando los catálogos de dos Sellos dedicados a la distribución de paisajismo sonoro online, tales como Impulsive Habitat o Green Field Recordings (por poner dos ejemplos) podemos hacernos una idea del estilo propio del género. Lo curioso de realizar una observación analítica de la imaginería de ambos sellos podemos rápidamente apuntar esos elementos básicos que, al parecer, un disco de grabaciones de campo debe tener. En casi todas las publicaciones premia la fotografía de un lugar específico (normalmente el lugar de dónde proceden las grabaciones, salvo honrosas excepciones) con un escueto y modesto texto que aporta el nombre del artista y el título de la publicación, dándole a la fotografía toda la responsabilidad visual de un proyecto sonoro. En pocos casos se acude a la abstracción visual y si esta se da, la misma abstracción esta compuesta por fragmentos fotográficos de elementos clave para comprender la composición sonora.
Habiendo aventurado la posibilidad de otra disertación especifica en la que hablemos acerca de la hegemonía visual existente en la publicaciones fonográficas solo queda cerrar este texto apuntando una cuestión que no hemos querido barajar hasta este punto por centrarnos en cuestionar todo lo dicho. Esta cuestión es el hecho que de ningún modo este texto pretende ser una crítica al uso de lo visual en este terreno sonoro ni pretende, como ya dijimos en el principio construir una reflexión enfrentada entre el hecho fonográfico y la imagen. Además sería contradictorio actuar de forma crítica cuando quien escribe estas líneas asume esas estrategias, las utiliza y piensa a diario en como explicar de forma visual el trabajo que realiza.
Este texto tan solo pretende ejemplificar y poner de manifiesto un hecho que a veces es banalizado en este sector y es la importancia de lo visual dentro de esta disciplina. Por la propia naturaleza combativa y de lucha contra la hegemonía visual tendemos a pensar el sonido, trabajar el sonido y reivindicar la escucha; al hacer eso olvidamos que muchas veces para poder reivindicar la escucha y el sonido necesitamos apoyos visuales que doten de un marco a proyectos que a veces, por carecer de una estética funcional y atrayente desaparecen en el olvido o son descartadas por experiencias de consulta en entornos poco “agraciados” (por decirlo de alguna forma). Por ello, es muy importante, y debemos ser conscientes de que la gráfica, la fotografía y el diseño web pueden determinar claramente que una propuesta sonora llegue a un amplio grupo de personas o a una audiencia potencial que de buenas a primeras se aproxime después de ver algo visualmente atractivo. Todo ello sin olvidar que la potencia de un proyecto sonoro reside precisamente en eso, en lo sonoro y que lo visual sea una mera estrategia o herramienta que refuerce el mensaje de fondo.